Posts tagged: cine

LÁGRIMAS EN LA LLUVIA

Por , 30 enero 2014 2:59

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Entre otros, aparte de dar nombre una novela con claroscuros o a un programa de televisión lamentable, la expresión “Lágrimas en la lluvia” es conocida por todo cinéfilo que se precie y constituye el clímax al final de una película que no puede dejar indiferente, por más que la veamos de la forma más plana y miope posible, a cualquiera no interesado por el cine ni la película.  Tan sólo ya esta escena justifica el resto de la película y, sin duda, llegado ese punto de la historia, nos empuja a pensar en lo trascendente o fatuo de nuestra existencia, en lo vano de muchos esfuerzos, en lo prescindible de muchas cosas y en lo imprescincible de algunas… Leer más sobre 'LÁGRIMAS EN LA LLUVIA'»

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LA VIDA DE LOS OTROS

Por , 10 noviembre 2010 19:55

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Me resulta increíble y, sin embargo, lo entiendo, que cientos de horas a la semana que se convierten en millones cuando las multiplicamos por cada una de las vidas que las gastan, se empleen en contemplar, husmear, mordisquear, destripar, devorar y, finalmente, excretar; las vidas, reales o inventadas, de otros seres que desfilan por TV y demás medios de colonización mental, a cualquier hora y de manera, parece, interminable. Leer más sobre 'LA VIDA DE LOS OTROS'»

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SILENCIO POR FAVOR

Por , 16 julio 2010 23:59

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En el día de ayer fue aprobada por el Ministerio de Industria la legislación que regirá sobre el desarrollo e implantación de la tecnología que permita a los pasajeros realizar llamadas telefónicas durante los vuelos comerciales. Desde este momento hasta que de hecho esto suceda pasarán meses o años, pero hemos abierto una puerta por donde, probablemente, veremos, una vez más, agredida nuestro descanso y la innecesariedad de saber de la vida del otro.
Ya, a base de volar mucho, voy superando (o mejor tolerando) el espacio y el tiempo de los vuelos, ya de por sí desasosegantes y claustrofóbicos. Ahora pueden convertirse en irritantes y enloquecedores si, como ya sucede en trenes y autobuses, nos toca cerca un individuo que se empeña en contarnos su vida en alta y engolada voz, todo exhibicionismo y petulancia, en el mejor de los casos, cuando no burdamente, en la mayoría.

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ENEMIGOS PUBLICOS

Por , 23 agosto 2009 22:18

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Recientemente, de nuevo, vuelven arquitectos a estar implicados en tramas de corrupción y presunta malversación de dinero público: el caso del Velódromo de Palma o Palma Arena ha saltado a los periódicos salpicando, entre varios cargos políticos de relevancia en el ayuntamiento de Palma de Mallorca, a los dos arquitectos directores de las obras quienes han debido depositar una millonaria fianza para cubrir los cargos que se le imputan. Las obras, según parece, acabaron siendo ejecutadas por una cantidad que oscila entre el doble y el triple de lo inicialmente aprobado (digo «oscila» ya que entre el montón de facturas contradictorias y otras tantas que no aparecen, aún ni se sabe por cuánto ha salido el pabellón de marras). Leer más sobre 'ENEMIGOS PUBLICOS'»

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EL JUEGO DE HOLLYWOOD

Por , 16 junio 2009 2:23

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El Juego de Hollywood (The Player, en su título original) es una película que dirigió en 1.992 el no hace mucho desaparecido Robert Altman (M.A.S.H., Vidas Cruzadas, Gosford Park), en la que desarrolla una historia de cine dentro del cine: Tim Robbins (Cadena Perpetua, Mystic River, La Vida Secreta de las Palabras) llena la pantalla y monopoliza la cinta con su certera interpretación (recomiendo poner, un rato al menos, la versión original) dando vida a un cínico productor (memorable la escena en la que confiesa a su novia y compañera de oficina que ama a otra) al que se le ha apagado la estrella y que se ve envuelto en una serie de chantajes que desembocan en un homicidio accidental pero, lejos de achantarse, comienza a manipular su entorno para sacar tajada de cuanto le sucede y volver a la cumbre, cueste lo que cueste.  Numerosos cameos de estrellas de cine (la mayoría haciendo de sí mismos) y numerosas referencias y homenajes a los clásicos (el plano secuencia y el diálogo de la escena iniciales todo un tributo a Orson Welles) enriquecen esta mordaz crítica del showbusiness y el sistema de estudios y marketing de Hollywood.

Por aquella época yo estaba paseando mi carpeta tamaño A-2 por Reina Mercedes y comentaba, incluso hasta algunos años después, con un compañero más cinéfilo que yo, en plan de guasa y, a veces, casi en serio, que cuando acabáramos la carrera nos íbamos a meter en el “Juego de Hollywood”, ese en el que mucha gente, alguna del gremio, se mete pa forrarse a costa de lo que sea y por encima de quien sea, matando las buenas ideas y a aquéllos que las tienen, para robárselas o, simplemente, porque no se les había ocurrido a ellos antes.

 

Ayer el equipo de Los Angeles Lakers, después de siete años sin lograrlo, han conseguido su 15º Anillo de Campeones de la NBA (el hasta hace una década mal llamado rimbombantemente “campeonato del mundo”, por los americanos).  El equipo dirigido por el laureado Phil Jackson y capitaneado por Kobe Bryant y nuestro Pau Gasol, ha culminado así una brillante temporada.

Yo, que desde siempre preferí el baloncesto al fútbol (quizá por la rapidez del juego, la emoción de los minutos finales, la polivalencia y calidad atlética de los jugadores, el calado de los distintos planteamientos tácticos o la deportividad general dentro y fuera de la cancha; o tal vez, porque siempre fui bastante patoso y en el basket me defendía jugando ante mi incapacidad en la práctica futbolística); me aficioné pronto al juego que venía desde el otro lado del charco, bastante diferente entonces al que se practicaba en Europa y caí rendido ante el espectacular ´Show Time´ de los Lakers de los años 80.

El entrenador más elegante, Pat Riley, con su pelo perfectamente engominado y sus trajes italianos pero con su eterno chicle, dirigía desde la banda a un grupo de auténticos malabaristas del juego que desplegaban un abanico de registros aparentemente inagotable que los llevó a dominar casi toda la década en la que se hicieron con cinco títulos en ocho finales, enfrentándose en series míticas, sucesivamente, en especial a los Celtics de Boston de Larry Bird (un equipo que representaba todo lo contrario a los californianos: serios, serios, serios; un quinteto curiosamente con mayoría de jugadores blancos que practicaba un juego más bien lento, muy efectivo, con muy altos porcentajes de tiro y gran cohesión defensiva); luego vinieron los Detroit Pistons, los Bad Boys, con un juego bastante físico y algo tosco a veces, pero muy explosivo, que se colaron en el palmarés antes de la irrupción imparable de los Chicago Bulls del inigualable Michael Jordan, quienes dominaron ya la competición hasta que éste se hartó de ganar Anillos y se retiró para jugar al golf y al béisbol.

Pues bien, ¿quién no recuerda el Skyhook de Abdul Jabbar, los triples de Byron Scott, los rebotes del silencioso A.C. Green, las majestuosas canastas a la media vuelta desde el poste alto después de dos fintas al defensor del elegantísmo James Worthy…? Todo ello impensable sin la dirección del mejor creador de juego de todos los tiempos: MAGIC JOHNSON.  Un base de más de dos metros de altura capaz correr todo el campo, de ganar una final metiendo 40 puntos jugando de pívot por la lesión de Kareem, de dar pases increíbles mirando al tendido y de echarse el equipo a la espalda cada vez que la cosa se ponía fea.  Esos partidos con unos marcadores elevadísimos, con incesante sucesión de canastas y, por el contrario, también esa brillante defensa individual con falsas ayudas y traps en la esquinas, tan desconcertante para sus rivales (recordemos que en la NBA estaban prohibidas las defensas en zona).

Entretanto en la grada del Forum (ahora en el Staples Center) era frecuente ver a numerosas figuras del cine, como Michael Douglas, Denzel Washington, Danny de Vito, Dustin Hoffman, Demi Moore y otros tantos, con el fanático Jack Nicholson en primera fila; por lo que a los Lakers también se les llamó el equipo de las estrellas o de Hollywood.

Después vinieron los tres Anillos consecutivos de 2.000 a 2.002 con Shaquille O´Neil y Kobe Bryant, pero para mi ya no fue lo mismo.  Uno ya era más mayor y menos entusiasta.  Además también estaban las insufribles retransmisiones de los partidos del insufrible y ridículo histrión Andrés Montes (que me obligó a limitarme a ver la última serie de las finales de 2.002, y digo “ver”, literalmente, porque tuve que quitarle el sonido a la tele ante tanto comentario impertinente y onomatopeyas y chascarrillos y motes varios). Nada que ver con mi añorado Ramón Trecet.

Ahora tengo el aliciente extra de que nuestro Pau Gasol ha llegado a lo más alto de este deporte, formando parte también de este triunfo y yo, que de siempre he sido de los de oro y púrpura, tengo así doble orgullo.

Como mi amigo, ese es el único Juego de Hollywood al que he apuntado.

 

MAÑANA MÁS

 

 

 

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