El proyecto debe enclavarse en una parcela, cabecera de un área de ensanche del casco urbano tradicional de Ayamonte que ha ido creciendo acercándose al, en otro tiempo, distante cementerio, frente al cual nos ubicamos.

La parcela en cuestión se adosa en una misma manzana a otra prevista para uso comercial y conforma una traza de extraño trapezoide Como viene siendo habitual en este tipo de ordenaciones exnovo que abundan en nuestras pueblos y ciudades, las parcelas para equipamientos suelen ser el resultado del sobrante, en ubicación y morfología, de disponer los usos lucrativos cruzados por los viarios, en un ejercicio más matemático que de planificación, de reparto de superficies y aprovechamientos.

Al menos, en este caso, la situación no es residual y resulta muy adecuada para servir de enlace, junto con el uso terciario, entre núcleo tradicional y ensanche. Tiene la parcela su frente de mayor dimensión, orientado al sur, a lo largo de la prolongación de la Calle Arrecife que parece tener vocación de vía de penetración primaria hacia el centro urbano de Ayamonte, en definitiva, desde la autopista.
Así, se toma como premisa del proyecto la no asunción de los límites dados, adoptando la libertad que da el urbanismo local para establecer retranqueos y alineaciones discrecionales.

De igual modo, viendo el programa, con su diversidad, dentro de un destino global para centro de prevención frente a la droga, por un lado, tratamiento y rehabilitación, por otro, e integración, finalmente, de drogodependientes. Todo en ello en un complejo mundo de pequeñas relaciones y negaciones de las mismas, que pide trascender a la estructura y desarrollo de la edificación o conjunto de ellas, que deban albergarlos, marcando su diseño.
Se entiende pues que, desde dentro, desde su función, el edificio debe particularizarse en sus formas o volúmenes, a cada hecho que se producirá cotidianamente en su interior.

Por otro lado, en sentido contrario, desde el entorno, hacia dentro, se pretende contraponer la edificación propuesta, en su diversidad, a una trama circundante (la que se ya se va generando) previsiblemente desarrollada a base de viviendas unifamiliares en hilera, donde se hace de la repetición una virtud, de la tipología un dogma y nos encontraremos con “promociones” de 11, 17, 34, 57…viviendas pret a pôrter (otra vez la importancia del número), eso sí, con “calidades de lujo”.
Se parte pues de la complejidad del programa de tratamiento desarrollado en el Centro, básicamente en tres fases o estadíos, junto con las funciones de apoyo o gestión, para configurar cuatro bloques esenciales que, a su vez, también se irán desgranando, a partir de su interacción, en otros niveles más pormenorizados, para dar lugar a piezas que se van maclando o independizando, acercándose o separándose y generando espacios e intersticios por donde penetra la luz y permiten a sus piezas, la relación o la introspección.

La uniformidad de la proposición se establece con un tratamiento unitario a base de prismas blancos en los que se van horadando grandes huecos acristalados y uniendo con cajas de U-glass; todo ello secuenciado con patios o calles interiores que permiten una cierta intimidad respecto de la calle.

Una pastilla horizontal que contiene la administración y de la que emergen en altura el salón de actos y la cabina de proyecciones, hace de contención de la contigua parcela de uso comercial.  A partir de aquélla se van “desprendiendo el resto de volúmenes que alojan el programa propiamente del Centro.  Se producen accesos independientes y separadas a cada una de las áreas (centro de emergencia social, centro de día y vivienda de apoyo a la inserción), con registros puntuales para el personal a cargo del Centro que, a su vez, dispone de otro acceso adicional. Se considera, sin embargo, la posibilidad de uso por parte de personas ajenas al Centro (como se requiere en el programa establecido), empleando el centro de día, que se complementa con el salón de actos y la cubierta, ajardinada, donde también pueden realizarse actividades al aire libre (talleres, exposiciones, cine de verano), en un área independizable del resto.

Las consultas para terapeutas y monitores, se cierran al exterior, buscando intimidad respecto a la calle y se disponen en puntos desde donde, visualmente, se pueden controlar las zonas de estancia de los usuarios, a través de particiones acristaladas o móviles, a voluntad de los primeros, entendiendo la escasez y necesaria polivalencia del personal al cargo.
Por el contrario, en la vivienda los huecos se abren fundamentalmente al exterior, traduciendo la inminencia de la “vuelta a la calle” del usuario, ya reintegrado.
En definitiva, se busca economizar en la disposición de vestíbulos, circulaciones, ascensores o aseos comunes, por un lado, y facilitar la traslación de los monitores entre las distintas áreas; dejando, conscientemente, a una fase más desarrollada del proyecto la concurrencia de posibles zonas de archivo o almacenamiento, probablemente en una nueva planta de sótano, cuya necesidad también podrá venir determinada por datos geotécnicos.

En lo referente a la zona terciaria, se ha realizado, sin perder de vista la función comercial a que se destina que, inexorablemente, nos conduce al máximo aprovechamiento y rentabilidad; un estudio previo, utilizando las mismas premisas de disolución de los límites de parcela marcados por el planeamiento, que no se asumen y de varios volúmenes de distinta escala aun con un tratamiento uniforme, buscando la discontinuidad frente a la linealidad, la singularidad frente a lo iterativo o la yuxtaposición y sustracción frente a la adición piezas. 

(Con Ana Mª Pérez Galán)
Situación Bda. Nuevo Parque, Ayamonte (Huelva)
Promotor Ayuntamiento de Ayamonte
Fecha 2008
(Concurso)
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