De cómo se relacionan los distintos usos y costumbres de una pareja de profesionales, con un hijo pequeño y familiares lejanos con los que pasan temporadas intermitentes, con su idea de habitar una casa y un entorno próximo de condiciones ambientales favorables, surge la propuesta de esta vivienda.

La topografía y la topología de la parcela en la que se ubica la vivienda va determinando los primeros trazos y la disposición de los volúmenes que forman los distintos espacios.  Se parte de una estructura básica longitudinal donde se aglutinan las circulaciones a la que se van incrustando las diferentes estancias habitables de manera autónoma y con flexibilidad, que  ha facilitado en el proceso proyectual variaciones dimensionales de las mismas sin producir por ello interferencias o contradicciones con el esquema de principio adoptado.

Así, según una retícula que se apoya en el lindero lateral izquierdo, se desarrollan, a partir de una planta de sótano común, las piezas para dormir, estudiar, cocinar y aseo; mientras que las zonas de estar y comer se abaten hasta tomar la directriz del lindero opuesto, facilitando así la colonización de la parcela y su puesta en escala.  Los encuentros de ambas geometrías permiten una transición de espacios comunes que acotan con la chimenea como elemento articulador.

Siendo médicos ambos propietarios se adopta la necesidad de aislamiento del dormitorio principal, creando una suerte de vivienda dentro de otra vivienda, para facilitar el descanso y permitir los horarios dispares a que se someten.  El estudio, como origen de todo, se muestra, en su situación prominente, al resto de la vivienda gobernando la circulación dentro de la misma.

Se trata, en cada momento, de que la relación con el exterior, con el jardín, la piscina, el paisaje...; sea una constante, la vivienda se alimenta de esta relación tanto como la que existe entre las distintas zonas dentro la misma.  Los huecos se abren en los muros de manera puntual o continua en la búsqueda de percepciones cambiantes por la luz y la mirada.
El espacio interior así definido, no presenta cierres más que los precisos a la intimidad aún necesaria y se busca una lectura fluida y progresiva de aquél.

La elección de  texturas y materiales superficiales: suelos de madera o piedra natural, paredes de tonos suaves, muros de piedra en mampostería y aplacados o blanqueados..., deviene, junto con el agua y lo verde, en un mejor equilibrio del artefacto arquitectónico con su entorno ambiental.

Situación Urb. Pinares de Lepe, Lepe (Huelva)
Promotor José Luis Cordobilla Parra y Aurora Serrano Sánchez
Arquitecto téc. Manuel Silveira Verano
Constructora Rando S.L.
Finalización 2005
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